Acerca de nosotros

Mi foto
Estado de México, Mexico

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Requiem por El Toreo: El día que azotó el Gigante




Por The 79 Warrior

Hay momentos que pasan a la historia y que se vuelven mitos y de los que la gente habla como si hubiera estado ahí… aunque esto no sea cierto, e incluso jamás hayan visto las imágenes de lo que refieren en sus comentarios. Justamente eso ocurre cuando en una charla de lucha, alguien habla de Canek, el Príncipe Maya.


En la década de los 80, el grupo de luchadores independientes que cada semana montaban sus funciones en el Toreo de Cuatro Caminos, en el límite del Estado de México y el DF (el local está justo de lado mexiquense), logró algo que no se ha visto desde entonces: Traer a México a figuras con cartel de súperestrellas en Estados Unidos.

Así vino el famoso Hulk Hogan y también André el Gigante, entre otros como Blue Blazer, Bam Bam Bigelow, Kokina y Pegasus Kid.

Y fue en ese contexto que se dio esta historia, pues André el Gigante se encontraba de visita en México y se creó una gran expectativa por un encuentro entre ese gladiador francés de 2.24 metros de estatura y más de 200 kilos de peso, ante el mejor peso completo mexicano, Canek de 1.83 metros y 110 kilogramos de peso.

El Toreo se abarrotó ese domingo 12 de febrero de 1984; los periódicos deportivos acostumbrados a darle sus mejores espacios al futbol voltearon a esta función y le concedieron portadas, además de que en ese momento estaba muy presente la muerte de El Santo, ocurrida el 5 de febrero de 1984, justo una semana antes de la gran función.

Tal fue la solemnidad que antes de la lucha se entregaron placas a los luchadores como recuerdo de esa memorable batalla. Después, el importado supo jugar muy bien su papel del villano extranjero de la película ante el ídolo nacional.

Desde el principio impactó al público pues de camino al cuadrilátero empezó a manotear y asustar a los aficionados que estaban cerca del pasillo y al ingresar al ring pasó por encima de la tercera cuerda presumiendo su estatura. Un gesto suyo era suficiente para hacer reaccionar a la multitud.



Canek simplemente se veía indefenso ante él y los espectadores con sus gritos no escondían el miedo de una posible tragedia en el cuadrilátero. Incluso algunos con desesperación les suplicaban al tabasqueño que mejor se fuera, que no luchara, que lo querían vivo.

Cada golpe que el mexicano recibía era acompañado de una estrepitosa caída y de señales de alarma desde las gradas, no obstante Canek supo esquivar uno de ellos y prendió con una palanca al brazo al llamado “Octava Maravilla del Mundo” (haciendo símil de King Kong) y no lo soltó hasta rendirlo para llevarse la primera caída ante la sorpresa de los asistentes que explotaron en júbilo.



La segunda caída fue de más castigo para Canek quien incluso fue golpeado con una lámina abajo del ring. La gente volvió a insistir en que abandonara el encordado, que ya no se arriesgara sin embargo no lo hizo y vino el momento cumbre: El Príncipe Maya reaccionó a la mitad de la paliza que recibía y golpeó a André quien por ello dejó de atacar, el mexicano aprovechó entonces y en un evidente esfuerzo extremo cargó al galo que pesaba más del doble que él y lo azotó sobre la lona.

Canek remató ese movimiento con una guillotina sin embargo, el gigante desesperado y sin poderse levantar fauleó al vitoreado héroe que ganó por descalificación la caída y por ende la lucha en dos al hilo.

Si el tabasqueño ya era un héroe del pancracio a partir de ese momento se convirtió en una leyenda viviente, el que había cargado al gigante.

André Roussimoff, nombre real de su rival, murió el 13 de enero de 1993 a los 46 años en París en una habitación de hotel mientras estaba de vacaciones. Padeció toda su vida de acromegalia, por lo que nunca dejó de crecer y una complicación le provocó un infarto. Sus cenizas se encuentran en un rancho de Carolina del Norte, Estados Unidos.